Las empresas familiares no quieren quedarse al margen de la ola de buen gobierno. Por eso, el Instituto de Empresa Familiar, organismo en el que se integra la mayoría de las compañías familiares, trabaja en un modelo de código que se adapte a las características de este tipo de compañías.
Sólo un 20% de las empresas asociadas al Instituto son cotizadas y tienen, por lo tanto, que adecuarse a un modelo definido y legal de buen gobierno corporativo. El resto, alrededor de cien compañías, no cotizan y no están obligadas al cumplimiento de ningún tipo de requisito normativo. Sin embargo, ‘en las grandes empresas familiares que no cotizan, pero que compiten con empresas que sí lo hacen, se está trabajando en el buen gobierno corporativo con el mismo interés que si estuvieran sujetas a la Ley de Transparencia. Algunas van por delante’, aseguran en el Instituto de Empresa Familiar. Precisamente con el objetivo de mejorar las prácticas de buen gobierno, este Instituto se ha puesto manos a la obra y junto al IESE, la Fundación de Estudios Financieros y el bufete Cuatrecasas, trabaja en la elaboración de un estudio sobre gobierno corporativo en la empresa familiar.
El futuro documento introducirá propuestas sobre el funcionamiento de los órganos familiares (consejo de familia), los de dirección (consejo de administración), los de gestión (compromiso de los principales ejecutivos) y las comisiones, como la de auditoría, nombramientos y compensación y riesgos.