En los ochenta, el 25% del PIB (Producto Interior Bruto) venía del sector industrial. Hoy esta aportación ha bajado al 18%. El Gobierno actual coincide en pocas cosas con los gobiernos anteriores, pero todos han entendido que el apoyo al I+D+i es vital para la competitividad empresarial. Es por ello que las ayudas económicas al I+D+i, tanto en forma de deducciones fiscales como en subvenciones, han estado presentes en todas las políticas económicas de los últimos diez años.
Esto no concuerda con el hecho de que, en general, las empresas que se pueden estar beneficiando de las deducciones lo hacen de una manera insuficiente. La razón fundamental de esta situación sorprendente reside en gran parte en que las empresas no siguen una metodología adecuada a la hora de identificar y documentar los gastos.
En un escenario en el que la ventaja competitiva de la industria española sólo puede residir en el valor añadido de una técnica avanzada y no en la reducción de costes, el I+D+i se convierte en una de las pocas herramientas indispensables para la supervivencia de la industria española. Dicho protagonismo teórico se ve acompañado de un interés económico práctico en forma de ayudas oficiales que, si bien alimentan el círculo virtuoso de más I+D+i, más dinero para I+D+i, más I+D+i…, escasamente despiertan interés por el I+D+i en empresas poco innovadoras, aunque sí que se producen escenarios de contagio innovador por la pérdida de cuotas de mercado ante competidores innovadores.
La belleza de la deducción reside en que los números son muy buenos. Fiscalmente, una empresa podría ahorrarse hasta el 70% de un proyecto de I+D+i y hasta el 50% de su factura fiscal si invierte en I+D+i suficientemente.
El interés por las deducciones se ha producido en una época en la que las subvenciones a fondo perdido parecen haber ido a menos. Sin embargo, es bueno que convivan los dos tipos de ayudas: las deducciones y las subvenciones. Las deducciones se las merecen las empresas que objetivamente se encuentran en la vanguardia de la técnica. Las subvenciones sirven para potenciar el I+D+i en sectores y zonas geográficas que lo necesiten especialmente.